viernes, 22 de junio de 2012

Madrid

Fueron nuestros primeros 3 días. Ya no se si decir inolvidables porque todos los demás también lo han sido. Pero si tres días para rememorar.

Trampeamos, nos escondimos, nos besamos y nos amamos. Jugamos al escondite y como no, ganamos. Tu y yo siempre ganamos.

Paseamos, nos reimos, hablamos. Casi nos quedamos encerrados en el Jardín Botánico. (¿Casi?,  bueno, no fue para tanto, ¿o si?). Recorrimos las calles de Madrid mientras compartimos por primera vez varios dias juntos.

Y el tercer día, ocurrió. Un hotel cutre con obreros rumanos trabajando fuera, pero no nos importó. Solo estábamos tu y yo. Sin prisas, sin miedos. Fue maravilloso, como no podía ser de otra forma. Aprovechamos hasta el último segundo de ese día. Desde la primera hora de la mañana hasta el trampeo en el aeropuerto. Otra vez la complicidad entre nosotros, entre nuestros cuerpos, nuestras manos, nuestros labios.



Lo compartimos todo hasta el final del día.

Y en el aeropuerto, los besos fugaces detrás de una columna. Y tus ojos, mientras pasabas el control de seguridad diciéndome "yo no me quiero ir".

Como te eché de menos a partir del mismo instante en el que te despedí, como te vi alejarte pensando que mi chica se iba y que tardaría en volver a verla. Pero como latía mi corazón por ti. Igual que lo sigue haciendo cada día.

T qro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario