martes, 5 de junio de 2012

23 de febrero de 2012

Sí, lo admito, te robé el primer beso. Me costó pero te lo robé. En un viejo aparcamiento, como un colegial nervioso. En eso pensaba cuando te veía acercarte, mientra tu pensabas que querías escapar yo pensaba en el beso que quería darte.

Quizá fue el mismo beso que te habría robado 30 años antes. No lo se. Pero, esta vez no eramos niños jugando.



Esta vez los sentimientos explotaron. Esta vez te pude decir que te amaba, que te quiería para mi para siempre.

Después del beso vino el café, la magdalena, el paseo, el parque, la charla, la larga charla. Siempre tendré un recuerdo especial para ese banco.

Y finalmente, tu y yo solos en el coche, en la cabecera del aeropuerto rescatamos nuestra complicidad, esa complicidad que llevaba tantos años dormida pero que seguía ahí luchando por salir. Nos lo dijimos todo, nos reimos, nos miramos y besamos.

Esos besos fueron compartidos, sin miedos, sin temores ni agobios.


Y nos despedimos

pero sabíamos que nos volveríamos a ver pronto y que sería diferente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario