martes, 9 de septiembre de 2014

Me ayudan los recuerdos.

En ellos me apoyo para subsistir el paso de las horas. Los momentos vividos y disfrutados hace tan solo un puñado de días. Las risas complices, la tranquilidad y la falta de preocupaciones, tan solo tu y yo ocupando un mundo, nuestro mundo. Ahora cuando ya quiere parecer algo tan lejano son esos recuerdos los que dan fuerza para seguir peleando. 
 
Me gustaban nuestros amaneceres, nuestros momentos de crítica (constructiva) de todos los seres y demás entes que nos acompañaban durante nuestros desayunos

Me relajaban nuestras maratonianas sesiones de descanso y lagartijeo. 

Me encandilaban nuestras siestas allí donde estuviesemos.

Echo de menos las cenas juntos, pegados, no frente a frente. Investigando la comida que nos tocaba cada día. 

Por supuesto, rememoro nuestos momentos de pasión y juegos. 

Tu excitación ante lo inesperado, las risas o los momentos de amor llevados al máximo, a lo sublime, al instante
en el que realmente somos uno. A las sesiones maratonianas que nos hacen quedar exhaustos para comprobar que finalmente no habíamos conseguido batir ningún record de resistencia.

Siento todavía las caricias, como me comías, los besos, el sentirte enamorada y el verte disfrutar. Y ansío el momento de volver a repetirlo, de volver a dormir pegado a tu cuerpo. 

 Repaso las fotos de cuando disfrutamos de tu regalo de cumpleaños, del de verdad. De tu curiosidad por saber cual era y de las tres horas en las que fuimos unos privilegiados. Me gustas en esas fotos, me gustó darte la sorpresa y poder disfrutar una vez más de algo solo de los dos. 


No tengo dudas de lo que quiero. Te quiero a ti.... YA.

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