viernes, 21 de octubre de 2016

Hola amor:
Mi propósito en esta carta que te escribo no es otro que recordarte lo que te quiero. Pero también cuánto te deseo. La pasión se va apagando con la convivencia. Pero me niego a que la rutina nos robe los sentimientos más enloquecidos con los que tanto disfrutábamos. ¿Por qué no recuperamos la pasión?
Tal vez te acuerdas de cómo nos mirábamos cuando nos encontrábamos, de esas miradas que se posaban en los ojos chispeantes de deseo para ir bajando a otras partes del cuerpo. O de esas otras miradas en medio de la gente con una sonrisa a medias que decían: aquí y ahora. Tal vez si recordásemos esas miradas que nos dedicábamos antes podríamos encendernos de nuevo.
O quizás recordando lo que nuestros cuerpos hablaban. Cuando con solo tocarnos la cintura estallaba el deseo de ser una única piel. Cuando nos era imposible darnos la mano y nada más, cuando necesitábamos tener en contacto la mitad de nuestros cuerpos. Quizás si dejamos hablar a nuestros cuerpos podríamos unirnos de nuevo.
¿Recordamos juntos?.

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